sábado, 6 de febrero de 2010

TANTA

Este local, apéndice accesible en precios al sacrosanto Astrid y Gaston, tiene una carta de comida peruana con el toque sus dueños.

Para comenzar un jugo de tuna, piña, uva que no tienen. Cambiamos por una copa de vino blanco a la temperatura justa.

De entrada un causuchi, mini causas de calamar, salmon, camarón, pollo. Muy buenos. Luego una empanada rellena con ají de gallina.

De fondo pido un rissoto muy cremoso en palillo amarillo con camarón, tomate, cebollin, champiñón salteados ligeramente en soya con pollo chicharrón. Espectacular, a pesar que es un poco pesado.



Mi señora pidió una amburguesa. Salvo por las salsas que acompañan, nada nuevo bajo el sol.

No nos dio para postre pero solo ver la carta sugiere solo ir a comerlos. La mano de Astrid, me imagino así se llama la esposa y mentora de lo dulces, son de la mejor factura santiaguina.

Lo que sobra: no son necesaria las amburguesas. Pastelero a tus pasteles.


-- Desde Mi iPhone

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