Luego, el detalle de las Ostras. Un lugar con las piscinas con mariscos y langostas vivas y frescas, con un mesón donde amablemente le dan una degustación con 4 ostras y un poco de vino blanco antes de sentarse a la mesa. Muy buen inicio.
Luego la carta, nada compleja, se inclina por lo tradicional: variedad de pescados a la plancha o con algunas salsas, sopas y mariscales, por lo caro langostas y platos para grupos. Pero donde se sacan los zapatos son con las machas a la parmesana, las mejores en mi opinión.
Pedimos congrio frito, camarones al ajillo y pangasius, que por lo demás no es tan sabroso, mas bien fofo.
El consumo medio con vino es de 15.000 por persona. Los vale.
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